Experiencias útiles

Decidí escribir este post para contar mi experiencia no desde la euforia de principiante, sino ya habiendo usado la copa menstrual durante un año. 

Puedo decirles que es lo mejor que me ha pasado. Ya ni siquiera me importa cuándo me va a llegar, ni lo que tenga que hacer, santa copita todo lo soluciona. No me importa si tengo que salir mucho rato, si tengo que moverme demasiado ni nada. 

La he usado un año de manera exclusiva. Nunca más usé toallas higiénicas. Mi piel y mi billetera lo agradecen demasiado. Además me puse exquisita: si bien con una sola copita alcanza perfectamente, decidí comprar una de mayor capacidad, para no tener que preocuparme ni siquiera el día de flujo más abundante. Éxito total con mi mialuna talla L, creo que podría cambiarla cada 12 horas, pero no lo hago de puro maniática. De todas maneras me siento más segura con la talla L el "día fatal". Para los siguientes ocupo mi talla M de siempre, y como me quedó una meluna (de mi pésima experiencia comprando en España) que es talla M, pero es más chica que la mialuna talla M -supongo que debe ser equivalente a la mialuna talla S- la ocupo para los días finales. 

Si están dudosas con la talla les recomiendo en primer lugar pedir asesoría a la marca a la que piensan comprar. Se dedican a esto, entienden del tema. En mialuna están súper atentas y dispuestas a responder cualquier tipo de duda. Si las dudas aun persisten, recomiendo decantarse por la talla más chica. Somos exageradas, nos parece que nos desangramos cada vez, pero una vez que usen la copita se van a dar cuenta que no era para tanto. Y una copa chica es más fácil de poner que una grande. Después uno se entusiasma, pero para una primera aproximación, es lo que recomiendo. 

Si no les resulta, ¡pregunten! Si les da verguenza preguntar personalmente, hay mil foros y páginas en internet de personas dispuestas a difundir y ayudar en el uso de la copita. Investiguen, lean reviews, vean videos en youtube.

Respondo a los principales contra que mencionan las reacias a su uso:

1.- Es incómoda

- No es incómoda si está bien puesta. Si la sientes es que no te la pusiste bien. Ojo, hay que probar distintas maneras y sobre todo, distintos ángulos y profundidades. No vale si lo intentaste 100 veces, pero siempre en el mismo ángulo. La vagina es flexible y la copita también. Se adapta a tu cuerpo. 

2.- Duele

- No, no, no y mil veces no. No debe doler, ¡bajo ningún concepto! Si te duele cuando la pones, es 100% seguro que no la estás poniendo bien. Si tu dolor persiste, te sugiero que consultes con un ginecólogo, porque no es normal. El uso de la copa no debe doler nada. 

3.- Es sucia

- Es mucho más limpia que una toalla higiénica. Ves sangre, sí. Pero con las toallas también, no sé qué tanto se espantan. Y peor, con las toallas te toca interactuar con sangre cada vez que vas al baño, con la copa en cambio tienes que hacerlo solamente cuando cambias la copa. 

4.- No puedo cambiarla en baño público

- No he tenido ni siquiera la necesidad de hacerlo, porque la copa contiene mucho más que lo que absorbe una toalla o un tampón. Siempre alcanzo a llegar a mi casa o a algún baño decente como para poder maniobrar. 

5.- Mancha, al sacarla o al tenerla puesta

- Si está bien puesta no mancha ni filtra. No miento si les afirmo que nunca me manché, en todo este año de uso. Soy concienzuda en asegurarme que quede abierta, así es que nunca he tenido problemas. Tampoco, como leí por ahí, es necesario meter toooodos los dedos para sacarla. Con introducir mínimamente como para agarrar la base de la copita, es suficiente. 

Si me pongo muy rebuscada, puedo decir que una vez casi se me resbala dentro del WC, y fue porque estaba apurada y la saqué demasiado rápido. Fuera de eso, ningún problema.  

6.- Es difícil de poner, la manipulación demora mucho

- Una vez que te acostumbras en un par de segundos la pones y la quitas. Uno aprende a conocerse y si bien al principio yo necesitaba estar sentada en el WC para maniobrar, ahora me da lo mismo, también puedo hacerlo de pie o en la ducha. Es solo cuestión de un poco de práctica. 

¡Anímense! Es una alternativa buenísima, cómoda, limpia y mucho más barata que las que las toallas o tampones.