Archive for September 2014

Dispara, yo ya estoy muerto. De Julia Navarro


Me recomendaron esta novela como una manera de entender el lamentablemente actual conflicto árabe israelí. Justo había terminado 1Q84 y buscaba algo diferente, así es que comencé. Desde el primer minuto atrapa, está muy bien narrada, dan ganas de saber qué pasa con Samuel desde la primera página. 

La historia comienza con una periodista que va a conocer la versión de un judío que vive en unas tierras que antiguamente eran de los árabes. Allí el anciano que la atiende comienza a contarle la historia de sus antepasados, cómo huyeron de los pogromos en Rusia y llegaron hasta el lugar en que están hoy. 

En lo personal me resulta muy interesante cuando una historia parte en el tiempo actual y luego se hace un recuento. Uno sabe desde la primera página que Samuel tuvo un hijo, pero se debe conocer todo lo que pasó para llegar hasta aquello.

La periodista conoce la versión de Ahmed y Ezequiel le narra la historia desde el punto de vista de Samuel. Resulta muy interesante cómo se van intercalando los relatos de manera perfecta y cómo se van destruyendo muchos prejuicios que se tienen contra los judíos, gracias al personaje de la periodista. 

Uno puede entender por qué los judíos comenzaron a armarse y a defenderse. Ojo, digo entender, porque una cosa es entender y otra es compartir. No comparto nunca el enfrentamiento armado, pero siempre he creído que hay que estar en los zapatos de alguien antes de ponerse a juzgar.

¿Cómo se vive siendo apátrida? ¿Qué tan importante es tener un pedazo de tierra, un lugar propio, en donde poder echar raíces? Resulta difícil conciliar ambos puntos de vista porque, a pesar de ser opuestos, tienen los dos un poco de razón. Por un lado, ¿cómo es que los árabes palestinos de pronto se convierten en extranjeros en su propia casa? Por otro lado, si los judíos han llegado, trabajado y se han establecido en esas tierras, ¿por qué tendrían que irse? La pregunta que traspasa toda la novela es ¿por qué no se puede compartir la misma tierra?

Samuel es un hombre que más bien deja que el destino decida por él. Ha sufrido tanto, que no le importa demasiado el lugar en donde está ni las personas con las que comparte. Por otro lado, los Ziad son una familia árabe muy apegada a sus tradiciones, sin embargo eso no impide que se forje una sincera amistad.

El final toma un giro inesperado, hasta las últimas páginas yo al menos no me lo imaginé. No lo contaré para no arruinar la historia.

Recomendadísima. Me gusta mucho cuando una novela me atrapa al punto de no querer parar de leer. Eso no siempre sucede.

Algunas citas que me llamaron la atención:

Todo lo malo que me ha sucedido ha sido por ser judío. A mi familia la asesinaron en un pogromo, perdí a mi madre, a mis hermanos, a mi abuela... ¿Quién querría ser judío después de eso? Yo no quería.

Me parece absurdo que los hombres nos peleemos por creer que el Dios al que rezamos es mejor que el Dios de los otros.

Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando.

Olvidáis lo principal: la conciencia.

Habían sentido un desgarro al emigrar, y ahora que se abría una puerta para el retorno volvían a sentir el mismo desgarro. ¿Se puede amar a dos patrias a la vez? 

A veces lo más sencillo es la verdad.

Tengo la impresión de que los acontecimientos han decidido por mí.

La realidad será la que queramos que sea.

Os han prometido un hogar en una tierra que no les pertenece.

La realidad no es más que el reflejo de las acciones de los hombres, de manera que la realidad se puede cambiar. 

Nunca he permitido que ni la tierra ni la religión marcaran mi identidad. Sólo soy un hombre que quiere vivir en paz, no importa dónde.

Palestina es vuestra patria, nunca diré lo contrario, pero también es la nuestra.

Hay momentos en la vida en los que uno no debe decidir para no traicionarse a uno mismo. 

La una había nacido en Jerusalén y la otra en Vilna; una cubría su cabello con un velo y siempre vestía una túnica que le tapaba todo el cuerpo, la otra llevaba las piernas y los brazos al descubierto, vestía pantalones y jamás bajaba la mirada cuando le hablaba un desconocido. Pero aquellas diferencias se habían ido achicando hasta ser irrelevantes en unas vidas en las que la única medida era la amistad y el afecto.

De la noche a la mañana miles de judíos se convirtieron en canteros, herreros, marineros...

No me complace la violencia, pero es inevitable.

¿Acaso es un amigo aquel al que le abres la puerta de tu casa y, una vez dentro, te quiere expulsar?

Mataré a cualquiera que me tache de traidor. Pero también defenderé mi derecho a elegir a mis amigos y a discrepar de algunas de las acciones de los nuestros.

Insensible a cuanto sentíamos, la vida continuó con su rutina.

Rezar de manera diferente no nos hace diferentes.

Ningún animal es capaz de hacer lo que han hecho los nazis.

Auschwitz nos estaba helando la sangre. Era una ciudad, una pequeña ciudad levantada con un único objetivo: asesinar.

No ha sido obra de locos, sino un plan perfectamente pensado, organizado, ejecutado. No hay un ápice de locura en lo que han hecho. ¡Por Dios, Gustav, no les disculpemos llamándoles locos!

¿Qué sentido tendría volver como extranjeros a su propia patria?

La verdadera patria de los hombres es la de la infancia y en la tuya habitaban Wädi y su familia, los Ziad (...) Estáis unidos por lazos que ni él ni tú podrán romper por más que os empeñéis.


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Copa menstrual mialuna, experiencia



Y finalmente llegó el momento de usar la famosa copita. Dejando atrás todos los temores, me aventuré. Como una siempre más o menos sabe cuándo se puede presentar el momento, salí con la copa puesta por si acaso, sabía que el día iba a ser largo. La cosa es que me olvidé de la cuestión, hasta que de repente me empezaron los dolores típicos y pensé, ¿será que no me di ni cuenta cuando me llegó? 

¡Y efectivamente! Si no fuera por los malditos dolores, ni me habría enterado. Desde el primer minuto la encontré maravillosa y entendí las frases de las copafans que decían que no sólo era buena, sino que jamás volverían a usar otra cosa. Me uno 100% a dicha afirmación. No sé si es porque soy tan obsesiva y previamente ya la había probado un montón, pero no me costó nada la manipulación. 

Todo lo que leí resultó ser cierto. No mancha, nada. No filtra, a no ser que la tuvieras mal puesta, cosa que no me sucedió. No se siente, nada. Y eso es raro, porque con las toallas una sabe cuándo la cosa no da para más y hay que cambiar, en este caso, es tan extraordinariamente buena, que hay que guiarse por la hora para calcular cuándo toca cambio. 

Como era primera vez, quería ir chequeando, pero concluí que en el peor día me bastaría con vaciarla tres veces, el resto del tiempo cada 12 horas está perfecto, y la saco solamente porque es la recomendación, porque si fuera por capacidad no tendría ninguna necesidad. 

Mientras estás con la regla cuesta mucho menos meter y sacar que en los ensayos previos. No sé a qué se debe, si habrá más lubricación o cambiará ligeramente la anatomía, pero no me costó nada. No se manchan los dedos ni al ponerla ni al sacarla. No me explico cómo, pensé que al ponerla la segunda vez, inevitablemente los dedos se mancharían un poco al chequear que se abrió correctamente, pero no, nada. 

También es cierto que la cantidad es muchísima menos de lo que una se imagina cuando usa toallas. Nunca me pasó de ver la copa hasta más arriba de la mitad. Nunca. Y el menor tiempo que la dejé puesta fueron como 5 horas. 

Es ultra limpio. Las que dicen "qué asco, no me gusta mi sangre" es definitivamente que no han probado la copa. Se... "interactúa" mucho más con los fluidos usando toalla que usando la copa. Cuando usas toalla, cada vez que vas al baño tienes que ver todo ahí. Con la copa puedes ir al baño sin necesidad de cambiarla, todo es mucho más limpio. Tampoco huele; recién ahora me di cuenta de la cantidad de perfumes asquerosos que les ponen a todas las toallas. Además según leí, la sangre huele cuando entra en contacto con el oxígeno, cosa que con la copita no sucede. Además las cantidades industriales de papel higiénico que una a veces necesita para los días abundantes es escandalosa. Con la copita nada, lo mismo de siempre no más.

Invalorable no tener que andar con toallas camufladas para ir al baño, ni dejar paquetitos envueltos en basureros ajenos, sobre todo, cuando se tiene la certeza de que una será la única responsable. 

Te da total libertad de movimiento. Olvidarse de tener que buscar la posición adecuada para sentarse, acostarse o dormir. Da lo mismo. Nunca más te sucede eso de estar sentada trabajando y de repente pararse y tener que correr a un baño a un cambio urgente. Peor aun, cuando sabes que no tienes posibilidad de baño inmediato. 

Para sacar, basta con alcanzar el palito, que siempre queda ahí, al alcance de la mano. Todavía no me explico cómo en algunas reseñas algunas personas dicen haber entrado en pánico por no alcanzar el palito de tan adentro que estaba. En mi caso jamás cambió de posición, hiciera lo que hiciera, ni aunque durmiera con la copa toda la noche. Se tira el palito, muy poquito, solo para alcanzar la base y se presiona, pero poquito! No es necesario meter toooodo el dedo como muestran muy didácticamente algunos videos, con un poquitito, onda como hasta donde llega la uña, para mi es suficiente. Se presiona un par de veces y se va sacando con cuidado y sale la copita con todo adentro, sin ningún problema. Se bota al WC, se enjuaga con agua y se vuelve a poner. Mucho más sencillo que en mis ensayos. 

Además toda la onda de la ecología, que no era mi principal motivación, pero igual no deja de hacerme sentir bien pensar en la mucha menos basura que aporto. 

Leí por ahí que usando la copa se reducían los dolores menstruales. No fue mi caso, pero de todos modos tampoco aumentaron. El ítem dolores siguió absolutamente igual. Leí también que se acortaban los días que duraba el periodo, eso aun no puedo chequearlo, porque no se me ha terminado. Actualizaré en un par de días para contar. 

Conclusiones


Si están buscando información, mi experiencia es 100% satisfactoria. Atrévanse y úsenla. En la página web de mialuna, que fue donde la compré yo, ofrecen devolver la plata si una no se acostumbra a usarla en tres meses. Eso fue uno de los factores que me motivó a comprarla. Si no me servía, al menos no habría botado la plata. Pero ahora no la devolvería ni aunque me amenazaran de muerte.

Deben tener paciencia y darse tiempo para aprender a usarla. Yo era de las que jamás había usado un tampón y que tenía ultra reticencia a la idea de andar manipulando e introduciendo cosas en la vagina. Me parecía demasiado invasivo. 

Puedo dar fe de que no es invasivo. Hay que probar varias veces y no darse por vencida a la primera, ni a la segunda ni a la tercera. Prueben hasta que les resulte. Les prometo que resulta. 

Si la sienten cuando está puesta, es que está mal puesta. Busquen otra forma de doblar, o de empujar, quizás es en otro ángulo, más hacia abajo o más hacia arriba, supongo que eso depende de la anatomía de cada mujer. 

Cuando se logra usar con éxito, una se vuelve mucho menos infeliz durante aquellos infames días. Vale la pena de todas maneras, sí o sí.

Actualización 15 de noviembre de 2014: Habiéndola utilizado ya durante tres periodos, sigo afirmando que ¡es el mejor invento de la vida! Efectivamente en mi caso el periodo se me acortó casi un día, lo que me lleva a pensar que quizás no es tan mito eso que se dice que los productos de higiene femenina estimulan el sangrado para que uno tenga que comprar más. ¡Qué rabia me da pensarlo!

Actualización 16 de noviembre de 2014: Me pasaba que el palito de la copa a veces me molestaba, pero me hacía la loca y al rato dejaba de molestar (¿o me acostumbraba?). Lo había cortado en la primera marca, pero aun así no era suficiente y tenía miedo de cortarlo más. Al tercer mes de uso me decidí y lo corté hasta la última marca, quedó con un palito muy chiquitito y la diferencia ¡se nota! ¡Es mucho más cómodo! Y no he tenido problemas de manipulación. Así es que no teman en cortar el palito, eso sí, recomiendo que se acostumbren primero a la manipulación antes de cortarlo.

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