Experiencias útiles

No es que me haya comprado toda la tienda Weleda (aunque me gustaría), pero cada vez que tengo la oportunidad de probar alguno de sus productos, no me la pierdo. Me regalaron este aceite de árnica en alguna oportunidad en que estaba adolorida, ya ni me acuerdo por qué.

En ese tiempo aun no había descubierto las bondades de la marca y la botella pasó al olvido entre medio de muchas otras. Hasta que de repente la recordé, la desenterré y empecé a ocupar este aceite por las noches, luego de la ducha. 

Se absorbe relativamente rápido. Se masajea un poco la zona y no queda con sensación de grasitud. Tampoco me mancha el pijama. Me gusta el olor, aunque ya es un tema muy personal, porque es fuerte y entendería si alguien lo detestara. 

Realmente se siente calor en la zona masajeada durante bastante rato y la piel queda más suave. No sé si podría considerarlo un imprescindible, pero como regalo me vino como anillo al dedo. Muy rico.

No he tenido el placer (ni las lucas) como para comprarme la crema de ducha de rosa mosqueta, pero sí tuve la oportunidad de probarla durante una semana gracias a unas muestras gratis que me regalaron en la farmacia. 

Se echa el contenido del sobre en la esponja y alcanza sobrado para todo el cuerpo. Hace una rica espuma y tiene muy rico olor, claro que ya es tema de gusto personal, porque he leído muchas opiniones en que mencionan este aroma como un contra. A mi me gusta mucho, no es fuerte ni pasoso. Además no es que después uno ande oliendo a rosa mosqueta. Es solamente durante la ducha, después no queda aroma.

La piel se siente suavecita, no deja esa sensación de tirantez que dejan los jabones comunes y algunos geles que más parecen detergente de ropa. En cuanto termine el otro gel de ducha que estoy usando ahora, iré por esta crema, porque sí creo que se puede llegar a convertir en un imprescindible.

Este es el mejor de los inventos, en mucho tiempo. Eso sí, te tiene que gustar leer, porque si en este preciso instante estás pensando que sirve "solo" para leer, mejor sal de este post.

Efectivamente, su función es la de lectura. No esperes un dispositivo para instalar aplicaciones o hacer otras cosas. La tinta electrónica es como el papel. Como la pantalla no es iluminada no cansa la vista ni tampoco tiene reflejo, o sea, puedes leer a plena luz del sol y se ve perfectamente bien. 

Existen versiones con wifi+datos móviles o solo wifi. Yo tengo la que tiene solamente wifi y no he echado de menos la otra función. De hecho mi kindle vive con el wifi apagado para que la batería dure más. Y la batería dura ¡mucho! Me he ido fines de semana a puro leer y la batería apenas baja un cuarto. Si eres lector/a empedernida, algo así como leer 8 horas diarias todos los días (conozco gente que sí lee esa cantidad en vacaciones) puede que te gastes la batería en una semana o semana y media. O sea, súper bien.

Calibre es software obligado con este tipo de dispositivos. Es un programa gratuito que permite gestionar tu biblioteca y convertir formatos. O sea si te bajaste compraste un libro en formato .epub, que es el formato del nook, y quieres pasarlo al kindle, que usa formato .mobi puedes hacerlo a través de Calibre. Dejo el link de descarga: 

http://calibre-ebook.com/

Otra de las grandes ventajas es que uno se olvida de los malabares para sostener libros grandes. A quién no le ha pasado de tener que buscar un cojín lo suficientemente cómodo para el libro, que permita pasar las hojas con facilidad, otro para el brazo, otro para el otro brazo, etc. El kindle es livianito, con una mano es suficiente y si se te cansa, sigues con la otra y listo.

Además tiene harta capacidad de almacenamiento y no hay que andar acarreando el peso de los libros cuando uno se va de vacaciones, por ejemplo.

Lo recomiendo a ojos cerrados para leer novelas, cuentos, poemas, ese tipo de cosas. No para textos de estudio, porque cuando uno estudia necesita subrayar, ir atrás, adelante, y eso en el kindle se puede hacer, pero distrae.

Se supone que también almacena y reproduce música, por si uno quisiera leer con banda sonora, pero nunca he ocupado esa función. También trae a modo experimental un navegador, que tampoco he ocupado. Una vez lo probé para ingresar al sitio de Amazon y para ingresar a Gmail, funcionó, pero sin que fuera algo que me llamara demasiado la atención. 

Desde hace tiempo andaba buscando algún protector labial que fuera igual de bueno como lo fue en sus tiempos el blistex. No sé si habrán cambiado de fórmula o es que luego de más de 15 años de uso ininterrumpido me volví algo así como "inmune al blistex", la cosa es que no me estaba funcionando igual de bien que como lo recordaba. 

Al principio sí, pero al rato de aplicarlo notaba los típicos pellejitos que molestan y que uno tiende a mordérselos sin pensar y cuando ya te diste cuenta es demasiado tarde, ya tienes herida en los labios. Probé un par de marcas más, chapstick, nivea y la clásica mantequilla de cacao, pero encontré que hacían poco y nada hasta que -otra vez- Weleda aparece salvando la situación. 

No es barato ni fácil de encontrar, me costó $4.300.- (en agosto de 2014) y lo perseguí hasta la farmacia Ximena Polanco que queda en Lyon, entre Carlos Antúnez y Lota, en Providencia. 

Eso sí, es muy rico, se nota más cremoso que el blistex. Tiene un aroma un poco indescriptible, como a crema no más xD, pero no es desagradable. Dura al menos un par de horas puesto, me alivió las heridas desde la primera aplicación y noto los labios mucho más humectados y sin esos infames pellejos de mal a muerte.

Llevo usándolo un mes, sagradamente en la mañana y en la noche y a veces, según lo necesite o lo recuerde, una o dos aplicaciones más durante el día (a veces ninguna). He gastado aprox 1/8 del producto así es que calculo que me va a durar varios meses. Punto en contra es que no tenga factor solar como sí trae el blistex, pero a pesar de eso, lo prefiero, porque con el blistex eran heridas a cada rato. 

Me regalaron esta crema para manos de natura y como me suele suceder, al poco tiempo hice un orden profundo en mi pieza y la guardé tan bien guardada y ordenada, que se me olvidó que la tenía. Apareció hace poco de entre las cenizas y la probé porque justo mis manos estaban lo partidas con el frío. 

En general le hago el quite a las cremas en las manos. Me carga esa sensación grasienta y como a veces ando apurada se me olvida que recién me encremé y me pongo a hacer otras cosas y todo queda encremado. La mayoría de las veces corro a lavármelas con agua y jabón (en alguna ocasión de desesperación máxima me las lavé con quix, qué onda la desesperación de la grasa). 

Y bueno, como tenía tiempo la probé. Y al rato caí en la cuenta de que ¡es la mejor crema de manos que he probado! Se absorbió súper rápido, tanto que me puse a hacer otras cosas y me olvidé que me había echado crema. Cuando al mucho rato después me lavé las manos, me llamó la atención lo suaves que estaban y me acordé de la cremita maravillosa. Fui a echarme otra vez y comprobé que por fin había encontrado la crema perfecta para mí.

Deja las manos súper suaves durante mucho rato, incluso después de lavarlas. Obvio, después del lavado no quedan igual de ultra suaves que cuando recién te echas crema, pero sí mantiene bastante la humectación.

Recomendada sí o sí para gente que tenga las manos secas y que no esté dispuesta a andar dejando todo grasiento por la vida.

Tengo una manía casi compulsiva de detestar con todo mi ser y mi corazón las cremas que dejan la cara brillante, léase todas las que había probado. Algunas más, algunas menos, pero todas dejaban ese rastro grasoso asqueroso que podía tolerar un rato y después prefería no ponerme nada. 

Hasta que encontré esta maravilla de Weleda. Es un fluido hidratante, o sea, es más líquido que una crema, se absorbe ultra rápido y deja CERO brillante, la amé desde el primer momento. La hidratación en la cara se nota con ganas y luego de usarla durante 2 semanas seguidas noté franca mejoría en la piel. Recomendadísima. Tiene un aroma muy sutil, que no molesta, no irrita ni se queda horas.

Se necesita muy poquita cantidad para toda la cara así es que calculo que me va a durar un buen tiempo. Me costó $10.500.- (en julio de 2014).

Actualización 15 de noviembre 2014: Recién se me acabó la crema, ocupé hasta el último rastro del envase, lo corté e hice lo imposible por rescatar todo el producto. Me duró casi 3 meses y medio, usándola religiosamente todos los días. Eso sí, una vez al día, la paciencia no me da para dedicar más que eso. 

No. No es que quiera llevar una vida hippie ni que sea tan ecológica ni orgánica. Pero a veces la vida no deja más alternativas y al descubrir que los desodorantes comunes me estaban provocando alergia, tuve que investigar qué podía usar. 

Me enteré de las mil y una contraindicaciones de usar antitranspirantes. Siempre que se me plantea la información del terror respecto a que una determinada cosa puede provocar cáncer, mi primera reacción es de escepticismo. Pareciera que si uno se pone a investigar, todo provoca cáncer. Suelo guiarme por el sentido común y en realidad, me di cuenta de que tapar los poros durante años y años con productos que no me cabe duda que no deben ser muy santos, no debe ser bueno. No sé si tanto como para provocar cáncer, pero lo suficiente como para hacer un intento de no usarlos.

Fui esperanzada al supermercado, decidida a comprar alguno que solo fuera desodorante, pero no antitranspirante. Me llevé una gran sorpresa al descubrir que todos los desodorantes son antitranspirantes, y algunos se promocionan, como si fuera la gran cosa, que su efecto dura 48 horas. 

Desodorantes naturales encontré en Weleda, marca que me gusta muchísimo, pero ¡qué onda lo caro!

Empecé entonces a googlear y di con un montón de páginas de gente vegana y orgánica, que recomendaban hacer diversas pastas a modo de desodorante. No tengo ni tiempo ni paciencia de andar haciendo pastas ni cosas raras. Hasta que leí un post y vi varias reseñas de la famosa piedra alumbre, que no es otra cosa que una piedra, que al humedecerla y aplicarla, actúa contra la bacteria que te hace oler a rayos y centellas, pero no es antitranspirante. 

Se vende en la salcobrand y cuesta $2.990.- (mes de julio de 2014). Es más fácil encontrar una versión líquida en spray, que fue la primera que probé, porque no encontré la piedra. Empecé a usarla con temor, pero pronto me di cuenta de que realmente no hueles a nada. Y lo mejor, es que tampoco mancha nada. Muchas de mis camisetas fueron a dar a la basura por las manchas de desodorante imposibles de sacar (¡y eso mismo es lo que uno se echa en la piel todos los días durante años y años! Da para pensar). 

Luego de recorrer durante un mes cuanta salcobrand pillaba en el camino, di con la piedra. Ojo que hay que fijarse que sea la que dice Potassium Alum, que es la realmente natural, porque también se vende una de la misma marca y mismo formato, pero que en los ingredientes indica Ammonium alum y es sintética y al parecer igual de dañina que los desodorantes comunes. 

Llevo casi un mes con este nuevo producto y estoy súper contenta. Me dura todo el día, no mancha mi ropa, no tiene perfume -porque vaya que son pasosos los desodorantes comunes- y a juzgar por lo que he usado, calculo que la botella líquida me va a durar por lo menos unos 6 meses o quizás más. La botella sigue casi igual de llena que cuando la compré. Así es que a la larga, sale mucho más barato que un desodorante común. 

La marca es Naturally Fresh y como ya mencioné, se vende en salcobrand. 

Bonus track: también sirve para los machos alfa. El envase es lo suficientemente unisex.

He aquí mis aventuras con la famosa copa menstrual. Nunca he sido hippie, ni talibana de lo natural, ni especialmente ecológica ni nada de eso. ¿Cómo diantres fui a dar con la copa? La peor de las alergias: alergia a las toallas higiénicas. Horror. Después de probar cuatro o cinco marcas diferentes, con y sin aroma, con y sin alas, con y sin de todo, y comprobar con espanto que las únicas que no me provocaban nada eran las de la marca Natracare, me puse a investigar qué alternativas existían para mi. 

Natracare es una línea de toallas femeninas orgánica, todo muy lindo, el algodón orgánico y toda la buena onda, pero WTF, ¡iba directo a la ruina! ¡Qué manera de ser caras! Y aparte de caras, sentía que no eran lo suficientemente absorbentes. O sea, todo mal. 

Nunca fui amiga de los tampones, es más, me cargaban y me cargaba la idea de estar introduciendo algo. Léase, cero experiencia en esas lides. Además, tampoco eran una alternativa a mi problema, porque tampoco se puede andar con tampón durante todo el ciclo, ni durante la noche. 

Toallas de tela tampoco me parecían una opción práctica, además tener que andar lavando y demás ¿quién tiene tiempo hoy por hoy? Leí por ahí que se usan las esponjas marinas, así como un tampón y que son reutilizables... hmm, tampoco me convencía. 

Y bueno, así como casi por descarte lo único que me fue quedando fue la copa menstrual. Me pasé un fin de semana completo leyendo reseñas y viendo videos. Me costaba convencerme, pero ¿tenía alternativa? Y bueno, después de mucho leer, casi todos los comentarios no solo eran buenos sino que onda, "jamás volvería a ocupar otra cosa que no sea la copa". Y así fue como me envalentoné y la pedí. 

Me decidí por la marca Mialuna porque leí un par de reseñas y se trataba de usuarias felices, así es que upa chalupa. No había vuelta atrás. Consulté qué talla me convenía, me contestaron súper rápido y a pesar de mis temores respecto al tamaño, pensé que si ellas se dedican a esto, tendrán que cachar. Así es que les hice caso. Llegué a tener pesadillas con la copa, y es que pese a haber leído tanta maravilla, no dejaba de parecerme una cosa GIGANTE metida ahí adentro. Pero si todas pueden, yo también. Fue mi reflexión. No puedo ser la única amorfa. 

Llegó finalmente la copita y me alivió constatar que era más chica de lo que pensaba. Y bueno. Comenzó la aventura. Muchas recomendaban probarla antes de que te llegue la regla, para acostumbrarse a poner, sacar y manipular. Ok. 

Fracasé de manera miserable. Utilicé el doblez "punch down", que me parecía el que la hacía quedar más pequeña. De entrar, entra. Pero horror. ¡No se desdobla! Intento con todos los tips leídos, que meter el dedo, tomarla de la base y girar, tirar del palito, y nada. Quedaba ahí doblada, la muy infame. Además, ¿cómo es eso de que no se siente? Yo sí que la sentía, y mucho. 

Después de varios intentos, desistí. Un poco dolorida, por la inexperiencia y porque entre tratar de agarrarla es fácil pellizcarse sin querer, ouch. 

Dejé pasar un par de días y decidí intentar nuevamente. Es que seguía entre la espada y la pared. Era copa o ruina total con las toallas orgánicas. Me fue un poco menos peor, lograba introducirla, pero de todos modos quedaba doblada. Ahí uno se da cuenta de la fantasía de los videos, todos te dicen cómo ponerla con la mano de ejemplo, o con un vaso de vidrio, como si la vagina fuera un tubo redondo y abierto. 

Al principio me dio mucho nervio introducirla totalmente. El instructivo y todos los comentarios insisten en que es imposible que se vaya tan adentro como para que se quede para nunca jamás en los confines de nuestro interior, pero igual da nervio. Como que "se chupa". Bueno, al menos había logrado ponerla y sacarla.

Pero aun no me animaba a dejarla puesta un buen rato. Dejé pasar otro par de días, ya no me dio tanto nervio introducirla, incluso ya notaba que había agarrado cierta destreza en la movida de meter el dedo por el lado. Pero seguía doblada. Y se sentía. Al pararse, al sentarse, al todo. No dolía, pero sí que se sentía y resultaba incómodo. Me dije, hay que seguir intentando. Y probé con otro doblez, el que es en forma de C. Me parecía enorme, pero en realidad si uno le busca el lado igual entra y ese es mucho más fácil de desdoblar. Según yo. Porque aun eran pruebas sin peligro. 

Pero seguía notándola. A veces más, a veces menos, pero se notaba igual. Empecé a pensar que la copa no era para mí, o que tal vez tenía algún problema que me impedía usarla. Igual, no me iba a enterar hasta que pudiera ocuparla el día que me llegara la regla. Pero quería al menos ya tener la experiencia necesaria para meter, sacar y manipular sin tanta complicación. 

Seguía dándome vueltas el tema de sentirla de todos modos. Leí a un par de usuarias que decían que eso les pasaba por haber elegido una talla demasiado grande. ¿Me habré equivocado? Bueno, seguí intentando. Siempre decían que había que empujarla hacia atrás, hacia la espalda y no hacia arriba. Eso hacía yo. Concentradamente, según yo, para atrás. Pero de repente vi un dibujo en que me pareció que la cosa en realidad era más hacia abajo que hacia atrás.. ¿será eso? Me entró la curiosidad. Y probé, y creo que casi me desmayo de la impresión al comprobar que, ajustándola un poco hacia abajo, ¡realmente no la sentía! ¡No era un mito! Ni al pararse, sentarse, agacharse, acostarse. 

Contentísima con mi nuevo descubrimiento, la puse dos o tres días más, durante largos ratos de esa manera, hasta estar segura de que, según yo, estaba bien puesta. Ahora solo me quedaba esperar a que me llegara, para saber si realmente me funcionaba o era solo una ilusión.

Son tres tomos, algo así como tomazos. No suelo asustarme con la cantidad de páginas de una novela, así es que me la recomendaron y comencé. Nunca había leído a un japonés y tampoco me gusta la ciencia ficción, así es que en un comienzo tenía más reparos que expectativas. 

Básicamente se trata de la historia de Aomame y Tengo y de cómo se entrelazan sus vidas. Hasta aproximadamente la página 200 del primer tomo uno lee dos historias independientes, que no tienen punto en común. Aun así, me resultó bastante entretenido y ágil. De pronto hay un pequeño detalle en que uno se da cuenta de que en realidad las historias estaban más mezcladas de lo que uno creía. 

Tengo es un profesor de matemáticas que en sus tiempos libres se dedica a escribir. El editor un día le propone reescribir "La Crisálida de aire", que es una novela que se ha presentado a un concurso, pero como su autora es una joven de 17 años, consideran que no está lo suficientemente bien escrita como para ganar el primer premio. Aomame es instructora en un gimnasio y se ha especializado en masajes. Conoce el cuerpo humano y sus músculos a la perfección, lo que le permite llevar a cabo un trabajo oculto, que de vez en cuando le encarga una anciana clienta, que es el de asesinar a ciertos hombres sin dejar rastro. Aomame sabe cómo hacerlo. Y sabe que esos hombres realmente lo merecían.

Siempre he tenido el prejuicio de que la ciencia ficción nos sitúa en un mundo destrozado y sin esperanzas, pero acá es diferente. Si bien existe una alteración de la realidad, se narra con sutileza y no deja la sensación de que mañana tenemos que ir a primera hora a comprar una cuerda para ahorcarnos. 

Primer y segundo tomo van juntos. El final del primero deja la intriga lo suficientemente alta como para querer empezar el segundo altiro. El tercero, para mi gusto decae, y el final lo encontré decepcionante. No lo contaré por si alguien pasa sus ojos por estas líneas y aun no llega a la última página, pero... WTF? Esperaba algo más a la altura.

De todos modos me pareció una novela interesante, no para repetírsela, pero sí lo suficientemente ágil y bien contada como para recomendarla.